Dos fallas más importantes:
- Moraleja: el socialismo se basa en la violencia. Para redistribuir la riqueza y crear igualdad mítica, es necesario transferir bienes de un pueblo a otro independientemente de su voluntad. El único medio para hacerlo es la fuerza física o la amenaza creíble de usarla.
- Económico: la economía de planificación centralizada es ineficaz. No importa cuán sabios sean los planificadores, su conocimiento es menor que el de los inversores privados, simplemente porque son un grupo mucho más pequeño. Además, su cálculo no se basa en el costo y el beneficio potencial, sino solo en ideas de “lo que es correcto”, generalmente sin tener en cuenta el valor monetario real de los bienes y servicios. Esto puede no sonar tan mal cuando se expresa en palabras, pero en la vida real la planificación central falla miserablemente. Basta con mirar a la Unión Soviética o un ejemplo más reciente de Venezuela.