No hay necesidad de uno en nuestra forma de gobierno.
Probablemente esté acostumbrado a ver un sistema de gobierno parlamentario o semipresidencial, los cuales son muy comunes en Europa. Estos sistemas son repúblicas o monarquías constitucionales en las que el jefe de estado (Rey, Reina, Gran Duque o Presidente) y el jefe de gobierno (Primer Ministro, Canciller o Taoiseach) no son el mismo individuo, y en los que este último generalmente tiene mucho más poder (los sistemas semipresidenciales en Francia y Rusia son excepciones).
Los Estados Unidos se ejecutan, y de hecho inventaron, una forma republicana de gobierno conocida como el sistema presidencial (a veces llamado un “sistema presidencial completo” para distinguirlo del sistema semipresidencial). En los Estados Unidos, el presidente es tanto jefe de gobierno como jefe de estado. La cámara baja de nuestro Congreso, la Cámara de Representantes, tiene un Presidente que normalmente es el líder del partido mayoritario, pero el poder de este individuo no se acerca en nada al de un Primer Ministro / Canciller / Taoiseach europeo. Tienen un poder considerable dentro de la Cámara, en la medida en que orientan la legislación que incluye todos los proyectos de ley de gasto público, pero no participan en el gobierno externo del país.
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Debido a las debilidades que se hicieron evidentes en el sistema presidencial cuando otros países copiaron nuestro modelo y terminaron como dictaduras, nuestro sistema rara vez se usa en otros países occidentales. Lo conservamos porque funciona para nosotros, por razones exclusivas de nuestra historia y cultura.