Te voy a contar un secreto: mientras Italia tenía Berlusconi, México ya tenía en Vicente Fox a su propio Trump. Era un candidato rico proveniente del mundo corporativo, alegando que su lucha era interrumpir el establecimiento, es decir, poner fin a más de 70 años del mismo partido que gobierna el país.
Se han especulado muchas cosas sobre él, entre ellas que sufría de depresión y tuvo que tomar píldoras que lo hicieron susceptible a los pedos de salvado.
Considere, por ejemplo, una de sus citas más criticadas y conocidas:
- ¿Por qué la gente de los países occidentales, especialmente Estados Unidos, piensa que el gobierno de China está violando los derechos humanos de las personas en el Tíbet? ¿Por qué consideran al Tíbet como la colonia china?
- ¿Quién ganó el debate republicano del 6 de febrero?
- ¿Cuál es la verdad sobre la fortaleza del apoyo de Trump?
- ¿Qué piensan los demócratas de Ted Cruz suspendiendo su campaña presidencial?
- ¿Cuándo veremos a Gary Teal hervir y comer su gorra de béisbol republicana?
Sí, eso se traduce aproximadamente: “Los mexicanos hacen trabajos que ni siquiera los negros quieren hacer”. En su defensa, se puede decir que usar la palabra N. no es un gran problema en el idioma español, por lo que debe tomar sus palabras en un contexto.
Una de las características de Fox era que le gustaba que le gustaran. Diría o haría cualquier cosa para mejorar sus niveles de popularidad, y la aceptación parecía ser la única medida que tenía para su propio éxito.
Podría seguir encontrando similitudes entre Fox y Trump, pero probablemente entiendas la idea.