Absolutamente, y sucede casi cada vez que entra un nuevo presidente, especialmente si hay un cambio en la afiliación del partido. Todo lo que el Presidente tiene que hacer es promulgar una nueva Orden que diga simplemente: “La orden anterior queda rescindida”, y eso es todo. Se parece un poco a esto:
Por la autoridad conferida en mí como Presidente por la Constitución y las leyes de los Estados Unidos de América, se ordena que:
Seccion 1 . Se revoca la Orden ejecutiva 13258 del 26 de febrero de 2002 y la Orden ejecutiva 13422 del 18 de enero de 2007, sobre planificación y revisión regulatoria, que modificó la Orden ejecutiva 12866 del 30 de septiembre de 1993.
Seg . 2) El Director de la Oficina de Administración y Presupuesto y los jefes de departamentos y agencias ejecutivas deberán rescindir de inmediato cualquier orden, norma, reglamento, directriz o política que implemente o haga cumplir la Orden Ejecutiva 13258 o la Orden Ejecutiva 13422, en la medida que sea compatible con la ley.
Seg . 3) Esta orden no tiene la intención, y no crea, ningún derecho o beneficio, sustantivo o procesal, exigible por ley o en equidad por ninguna parte contra los Estados Unidos, sus departamentos, agencias o entidades, sus funcionarios, empleados o agentes o cualquier otra persona.
BARACK OBAMA
LA CASA BLANCA,
30 de enero de 2009.
Orden ejecutiva 13497
La razón por la cual esto es posible es porque la Constitución de los EE. UU. (Y, posteriormente, la Corte Suprema) les da a los Presidentes una discreción bastante amplia sobre cómo usar su poder ejecutivo, con el reconocimiento general de que, en ausencia de leyes que indiquen lo contrario, los Presidentes no obligado por las decisiones de sus predecesores.
La advertencia aquí es si la orden ejecutiva anterior está vinculada a las leyes y sus regulaciones derivadas que entraron en vigencia bajo una administración anterior. Sin embargo, para abordar eso, se obtiene un lenguaje como el anterior “rescindir cualquier orden, [etc.] … en la medida que sea compatible con la ley”. Luego, el Presidente podría ordenar una revisión de las normas y reglamentos con la intención de desarrollar otros nuevos para implementar la ley de acuerdo con sus preferencias.
Pero aún así, en los casos en que no exista un requisito legal explícito o una prohibición que obligue al Presidente, las órdenes ejecutivas pueden ir y venir a voluntad y placer del Presidente.