La palabra terrorismo en su forma más pura es incitar al terror. Querer incitar el terror a alguien o algún grupo es una de las formas más profundas de odio.
Somos un país lleno de odio.
Escuchamos ira todos los días cuando activamos las noticias. Las campañas publicitarias negativas muestran lo más oscuro de lo que son los políticos solo para que esas personas asuman o permanezcan en el cargo en su posición actual.
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- Si alguien atacara algunos templos judíos, ¿sería eso un genocidio o un ataque terrorista, o algo completamente diferente?
- ¿Por qué durante siglos la mayoría de los países islámicos han expulsado de su territorio a la mayoría de la población perteneciente a otras religiones? ¿Cuál debe ser su motivo y por qué el mundo es tan pasivo en este tema vital?
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Clinton está siendo arrastrada por el barro con cada “escándalo” en el que ha estado involucrada e incluso si eso hace que no sea presidenta, seguirá ocupando un cargo político.
Sanders ha sido visto como un socialista que no pertenece a la política estadounidense y cuando terminen estas elecciones en el peor de los casos, seguirá siendo un senador de los Estados Unidos.
Los medios de comunicación en este último año se han vuelto negros contra la policía, blancos contra musulmanes, trabajadores de bajos salarios contra mexicanos, cristianos contra blancos, madres contra paternidad planificada.
Atrás quedaron los días en que puede escuchar cómo se sienten buenas historias en su comunidad local. Estas historias no atraen a la audiencia que dibujan las desagradables historias.
Como sociedad amamos odiar y prosperamos en un ambiente de odio. Es la única vez que podemos ser perfectos y el resto del mundo puede estar equivocado.
Hemos perdido nuestros valores y nuestros ideales en un intento de globalización.
Ya no se pueden decir oraciones en la escuela porque puede ofender a otras religiones presentes.
Se insta a los pastores a casarse con aquellos por quienes se sienten condenados por creencias personales.
Los estados tienen miedo de aprobar leyes que los legisladores sienten que son necesarias por miedo a perder negocios y corporaciones.
Las comunidades tienen miedo de aumentar los salarios mínimos por temor a que Wal-Mart, la compañía más grande del distrito, pueda empacar e irse.
Los extremistas llevan las cosas al extremo, pero no son los verdaderos terroristas. Ese título pertenece a la conformidad que hemos permitido controlar cada aspecto de nuestras vidas.
Nosotros, como sociedad, necesitamos salir de este ciclo de odio y terror por benevolencia y amor.
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