¿Cuáles (si las hay) son las implicaciones políticas de los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi?

Esta pregunta es un poco difícil de responder, especialmente porque depende mucho de cómo se desarrollen los Juegos. Estos juegos son únicos en la mayor incertidumbre bajo la cual se llevan a cabo. Comprender lo que está en juego es un punto de referencia útil. Los juegos de Sochi son importantes en dos niveles. A nivel nacional, Putin lo está utilizando para reforzar su posición a medida que se acercan las encuestas. Los incidentes que involucraron a Pussy Riot, la violencia contra la comunidad LGBT, la homofobia latente como parte de la política estatal y una comunidad disidente resurgida han bajado su perfil. Llevar a cabo unos Juegos exitosos ante los disturbios en Chechenia y Daguestán significaría un renovado respeto por parte de los líderes políticos de la región. En el campo de juego internacional, Sochi significa cosas diferentes para diferentes partes interesadas. Como siempre, los Juegos son una plataforma para que todos los disidentes de Rusia se ganen el oído comprensivo de los medios de comunicación y políticos occidentales. Si bien la descarada homofobia que se exhibe en Rusia merece una crítica mordaz, no es un problema nuevo. Los desfiles LGBT se han enfrentado con violencia brutal durante años, y los activistas quieren usar a Sochi para hablar sobre lo que siempre está en las sombras del silencio. Si Sochi puede utilizarse como punto de partida para una discusión inclusiva en el país sobre los derechos de los homosexuales, la gobernanza participativa y la transparencia y la rendición de cuentas, entonces habría logrado más de lo que se espera de él. Por otro lado, la naturaleza amarga de la retórica anti-Rusia también significa que la alienación de los moderados rusos, que han estado siguiendo el camino minucioso del cambio lento e incremental, también es una posibilidad clara.

Entonces, el boicot tácito de los políticos occidentales no significa mucho, en mi opinión. Lo que es más importante es si los Juegos servirán como desencadenantes para una introspección profunda en un país que se encuentra en la encrucijada actualmente, suponiendo que la violencia no abrume el entorno competitivo.

Esta es una excelente oportunidad para que Putin y el gobierno ruso descubran quiénes son sus verdaderos amigos.

Estoy seguro de que China y Turquía recibirán un mejor trato en sus negocios con el gobierno ruso, mientras que aquellas compañías y países que boicoteen o avergüencen a los anfitriones rusos serán recordados y tratados de manera diferente en el futuro.

Los rusos no son personas que dejan pasar estas cosas.

Políticamente, la implicación es que Rusia quiere volver a ocupar su lugar en el escenario mundial. Sin embargo, los Juegos Olímpicos son solo una parte de esto. Quizás recuerde el año pasado con Rusia como anfitriona de la reunión del G20 en 2013 y la cumbre de APEC en 2012 (que fue otro evento increíblemente costoso).

El mensaje que Rusia quiere enviar es que está listo para convertirse en líder mundial una vez más. Es un mensaje claro de que Rusia cree que ahora es uno de los grandes y debe ser tratado como tal.

China, Turquía y otros países que están haciendo un gran espectáculo de apoyo a Rusia están respondiendo a esto y alentando a Rusia. Para los Estados Unidos, dudo que las Olimpiadas de Sochi estén tan altas en su lista de prioridades y no pensaría que la no asistencia sería un gran problema.

A nivel nacional, supongo que Rusia está utilizando los Juegos Olímpicos de la misma manera que lo hacen otros países: como una fuente de orgullo para la población local y como evidencia de que el gobierno ruso puede cumplir sus promesas.