La pregunta supone una diferencia entre meritocracia y democracia. No hay ninguno. Cuando logremos la democracia, los líderes serán elegidos por mérito. La idea de que la democracia es un sistema donde “los líderes son elegidos en función de su popularidad” es un mito moderno. Tales sistemas no son democráticos.
Nuestros líderes políticos en los Estados Unidos nos dicen que Estados Unidos es un país democrático. Eso no tiene sentido, no tiene nada de democrático. Los candidatos para cargos públicos no son elegidos por la gente, son elegidos por los partidos políticos y vendidos a la gente en campañas costosas y estimulantes. Ese no es el gobierno de la gente, es el gobierno de aquellos que nos dicen por quién podemos votar.
El gobierno del pueblo, la democracia, existirá cuando el pueblo seleccione a sus líderes políticos de entre ellos. La sociedad está formada por individuos: algunos buenos, otros malos; algunos brillantes, algunos aburridos; algunos con integridad, algunos engañosos; algunos con cualidades de liderazgo, otros sin. Entre esta diversidad, no hay escasez de personas talentosas y con principios calificadas para representar el interés público. El problema es que, en la actualidad, no tenemos maquinaria para examinar esta variedad para seleccionar aquellos mejor equipados para abordar y resolver problemas contemporáneos de interés público.
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Un sistema político verdaderamente democrático no otorga a ningún individuo, grupo o partido una ventaja sobre los demás. No ofrece recompensas para individuos o intereses creados. No permite que las partes escriban las leyes. Cuando adoptemos un sistema político democrático, será meritocrático porque los candidatos a cargos públicos serán examinados ANTES de ser elegidos para asegurarse de que tienen las cualidades necesarias para servir al interés público.
Fred Gohlke