Desde que los humanos se unieron, el público ha mantenido opiniones, pero solo recientemente hemos comenzado a recopilar los puntos de vista de las personas con el objetivo de comprender mejor sus prioridades. Esto ha sido especialmente importante en las democracias donde la voluntad popular determina quién lidera cada nación.
Por lo tanto, la opinión pública medida por las encuestas es extremadamente importante durante el proceso electoral, no solo para tratar de predecir qué candidato ganará, sino más importante, cuáles de sus posiciones o políticas están más en sintonía con las necesidades y los deseos de sus electores.
Más allá de las elecciones, la opinión pública es increíblemente importante para gobernar. Por ejemplo, el cambio en la actitud pública con respecto al matrimonio homosexual en los Estados Unidos permitió a la administración de Obama apoyar su legalización en todo el país. Del mismo modo, las percepciones sobre la inmigración en Europa han permitido el surgimiento de movimientos nacionalistas.
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Por supuesto, la opinión pública no debería ser la única consideración en la formulación de políticas. A veces hay cambios en los puntos de vista que son repentinos y de corta duración, y otras veces, hay preferencias establecidas que simplemente no son realistas; ninguno de estos debe servir de base para la gobernanza. Por ejemplo, si se encuesta a la opinión pública sobre los impuestos, es una certeza virtual de que la mayoría de las personas considerará que sus cargos son excesivos, sin importar si son altos o bajos cuando se miden según estándares objetivos. Y, sin embargo, una nación no puede funcionar sin fondos, por lo que la mayoría de los gobiernos responsables desafiarán la opinión pública en este asunto y continuarán obligando a sus ciudadanos a contribuir a las finanzas públicas.