Con el liderazgo correcto, ¿podría Siria ser alguna vez una potencia regional como Turquía, Egipto o Irán?

Siria, en un momento, definitivamente tenía la credibilidad regional y la fortaleza económica para convertirse incluso en una potencia internacional. Sin embargo, a medida que la actual guerra civil en Siria se desata, la probabilidad de que un líder fuerte o un gobierno estable convierta al país en un poder regional se vuelve más débil.

La edición más reciente de The Economist contiene una sesión informativa esclarecedora sobre la crisis en Siria y el efecto devastador de la guerra civil en el país. Uno de los problemas más importantes para Siria, incluso si reemplazaran a Assad con un nuevo líder o un gobierno representativo, es el creciente seccionalismo. Si bien los rebeldes pueden haberse unido en algún momento en torno al grito común de “abajo con Assad”, el país ahora se enfrenta a una afluencia de yihadistas extranjeros y al creciente seccionalismo religioso y étnico. The Economist destaca las tensiones recientes entre milicias sunitas y kurdas en el norte del país.

Si bien existen grandes esperanzas para la comunidad internacional de la crisis en Siria, podrían pasar décadas hasta que Siria pueda superar esta guerra y convertirse en una potencia regional. Un buen paralelismo podría ser Estados Unidos después de la Guerra Revolucionaria, donde la nación continuó lidiando con problemas seccionales incluso después de expulsar a un dictador. Le tomó a los Estados Unidos más de cien años convertirse en una potencia global después de la Guerra Revolucionaria. Con la tecnología moderna y la globalización, ese período de tiempo podría ser mucho más corto para Siria. Sin embargo, primero debe estabilizarse y establecer un nuevo gobierno que pueda hacer frente a los problemas seccionales. Hasta entonces, es mi opinión que Siria servirá como un títere iraní o como un estado fragmentado y tumultuoso.