La inestabilidad política en Turquía, miembro de la OTAN y socio crítico de Estados Unidos en la lucha contra el terrorismo, podría suponer un revés para la campaña liderada por Estados Unidos contra el Estado Islámico en Siria e Irak.
Un golpe militar podría presentar un dilema para el Pentágono y la OTAN, lo que sería difícil justificar que continúe trabajando de cerca con los oficiales que depusieron a un gobierno elegido democráticamente.
Washington depende en gran medida de Turquía en sus esfuerzos contra el terrorismo, ya que las fuerzas estadounidenses necesitan acceso a la base aérea de Incirlik, ubicada aproximadamente a 60 millas de la frontera siria. Por ejemplo, un escuadrón A-10 estacionado en Incirlik desde octubre es responsable de un tercio de todas las operaciones de reabastecimiento de combustible emprendidas como parte de la campaña de ataque aéreo anti-Daesh liderada por Estados Unidos.
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Si el Pentágono pierde su acceso a la base, daría “un duro golpe” a la campaña anti-Daesh
El intento de golpe militar en Turquía puede aumentar los precios del petróleo al poner en peligro los envíos de crudo a través del país, un importante corredor de comercio de energía. Por ahora, las rutas de envío son claras.