¿Por qué la diplomacia tiene una reputación negativa a los ojos del mundo?

Esta es una pregunta que obviamente contiene algunas suposiciones, que deben respaldar su afirmación.

Pero, hay varias maneras en que esto se puede ver.

¿La diplomacia realmente tiene una reputación negativa, a los ojos de cualquiera?

Para la mayoría de los países, lidiar con problemas que involucran a otros países, o incluso a facciones dentro de sus propios países, puede manejarse con diplomacia, sanciones o con acciones militares.

La acción militar es costosa y, si bien puede ser una opción popular al principio, corre el riesgo de perder el apoyo popular si la acción lleva demasiado tiempo o cuesta demasiado financieramente o en vidas. En el caso de la guerra en el Medio Oriente, la acción militar en realidad tiene un efecto inverso, creando una ola de sentimientos negativos hacia las fuerzas que luchan contra el terrorismo y creando un incentivo para el reclutamiento en todo el mundo.

Las sanciones son más preferibles que las acciones militares, ya que es más barato y no necesariamente tiene un costo medido en vidas. Pero las sanciones también pueden ser contraproducentes. Cuba ha ignorado las sanciones occidentales durante más de 60 años, debilitando la amenaza hasta cierto punto al mostrar a otros países que no son lo suficientemente efectivos, mientras que las sanciones contra Rusia por el conflicto ucraniano lo han hecho muy popular entre los rusos, a pesar del efecto que están teniendo sobre la economía rusa.

La diplomacia, por otro lado, cuesta poco y conduce a soluciones que generalmente son aceptables para ambas partes. Entonces, si bien la diplomacia debe considerarse la primera opción en cualquier disputa, también es la más difícil ya que requiere que ambas partes acuerden cualquier solución antes de que se implementen. En algunos casos, la diplomacia termina siendo un retroceso cuando todo lo demás falla, como en el conflicto israelí / palestino.

El problema para algunos radica en la naturaleza misma de la diplomacia, que es que ambas partes tienen que dar algo a la otra parte para llegar a un acuerdo. Algunas partes prefieren ir a la guerra e intentar obtener todo lo que quieren a través de la fuerza o mediante la intimidación de las sanciones, antes de intentar encontrar una solución diplomática. Es una mentalidad de todo o nada, ver el acto de ceder algo a la oposición como algo traidor.

La diplomacia no tiene una reputación negativa en todo el mundo. La mayoría de los países preferiría resolver las cosas diplomáticamente y contar con el apoyo popular para hacerlo. Solo dentro de algunos círculos muy conservadores que ven la diplomacia como ineficaz o como una debilidad, podría ser impopular.