Lo peor que le sucedió a Estados Unidos desde el 11 de septiembre fue la elección de Obama como presidente.
Este ganador del Premio Nobel de la Paz y belicista arrojó una bomba sobre alguien una vez cada siete minutos durante su presidencia.
Alienó e insultó a los aliados de América, especialmente el Reino Unido.
Volcó dinero en Irán para financiar su programa de armas nucleares.
Volcó más dinero en el palis, sabiendo que se usaría para comprar armas para tratar de asesinar a israelíes (otro aliado de Estados Unidos).
Tensaba las relaciones con Moscú hasta tal punto que Putin y él no podían mirar a otros y mucho menos hacer acuerdos.
Jugó al golf mientras Corea del Norte desarrolló la tecnología que ahora, posiblemente, le da la capacidad de atacar a los Estados Unidos.
Se las arregló para perder todo el respeto que Estados Unidos tenía en todo el mundo.
¿Y qué hizo toda esta mierda por su propia imagen? Bueno, en 2015, este “irlandés” decidió celebrar una reunión en Camp David para los líderes del Consejo de Cooperación del Golfo. En esta etapa, su reputación era tan legal que la mayoría de los invitados enviaron a sus diputados.
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Un desastre de un presidente, afortunadamente los votantes estadounidenses no dejaron que esta historia de desgracia continuara en las últimas elecciones.