Hablando como un conservador clásico, generalmente apoyo los mercados internos libres (en ausencia de fallas del mercado, generalmente son óptimos), pero estoy en contra del libre comercio internacional.
¿Por qué?
Hay una diferencia entre los mercados nacionales y globales que se integran directamente en la lógica de la ventaja comparativa (algo convenientemente ignorado por los conservadores de la marca republicana GOP, que en realidad son liberales económicos).
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Libre comercio interno
Cuando se trata de mercados domésticos, el libre comercio permite que la economía nacional se optimice: las personas se especializan en lo que son mejores para hacer, y todas las ganancias permanecen dentro de la nación.
Por lo tanto, la nación se beneficia en su conjunto.
Libre comercio mundial
Sin embargo, el comercio entre naciones es diferente si el capital es móvil: si es posible y más barato reubicar la producción en el extranjero e importar los bienes vendiendo activos o deuda, entonces la ventaja comparativa ya no se aplica.
Y si la ventaja comparativa no se aplica, no hay presunción de que el libre comercio sea beneficioso.
David Ricardo, el inventor de la ventaja comparativa, él mismo reconoce este hecho.
Cuando miramos los datos, está claro que la deslocalización ha causado un daño tremendo a la economía de Estados Unidos, pero ese es el tema de una respuesta diferente.
En resumen: estar a favor del libre comercio interno, al tiempo que se opone al libre comercio internacional, es la única posición racional a tomar.